Según información del diario ABC, FaceApp, la aplicación que envejece, cuenta con filtros que modifican el rostro de los usuarios y la empresa reconoce que guarda información privada, aunque “promete” no comercializar con ella.

En los últimos días se ha vuelto a producir un fenómeno viral. Miles de personas han publicado en sus perfiles de redes sociales los resultados de su foto manipulada, con la aplicación FaceApp, como si fuera una persona mayor. El sistema funciona a través de un algoritmo informático y redes neuronales para escanear los rostros y modificar algunos detalles de la imagen, añade canas al color del pelo, introduce arrugas y ojeras.

Pero su uso está sujeto a ciertas contrapartidas. La primera es que el servicio requiere dar permiso al carrete de fotografías alojado en el dispositivo. Atendiendo a sus términos de uso, la «app» asegura que guarda todo el contenido generado por los usuarios, aunque promete que no lo vende a terceros sin el consentimiento del usuario.

Las cláusulas establecen de una manera bastante estándar y superficial que los usuarios le otorgan a FaceApp una “licencia perpetua, irrevocable, no exclusiva, sin royalties, totalmente pagada y con licencia transferible” para «usar, reproducir, modificar, adaptar, publicar, traducir, crear trabajos derivados, distribuir, realizar públicamente y mostrar” los resultados obtenidos.

Otra de las cuestiones que más inquietan a los usuarios es la empresa desarrolladora, Wireless Lab, de procedencia rusa. Su director general y fundador es el ingeniero Yaroslav Goncharov, quien la creó en 2014. La firma se ubica, sin embargo, en Wilmington, localidad del estado estadounidense de Delaware, según la inscripción en las tiendas de aplicaciones, mientras que en la página web se publica que tiene procedencia. Algo muy ambiguo. Pese a las reticencias, la compañía no concreta lo que sucedería si la compañía fuera disuelta o vendida, así como tampoco si puede ser trasladada la dirección fiscal de la misma para atenerse a otra regulación más permisiva con los datos recopilados.

Los expertos creen que el problema adicional de este tipo de aplicaciones divertidas es que al final se le entrega demasiados datos personales. Los términos de uso son una plantilla que aparece por internet. Lo tienen miles de páginas. Son términos genéricos que aparecen por internet. No incluyen nada sobre la normativa de protección de datos actual, regida por el Reglamento General de Protección de Datos, ni tampoco de lo que obliga la ley a incluir.

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